Un poquito de calor a mis días

No se trata de reflexionar y navegar en puras teorias, no pretendo enseñar alguna reseña de un libro, solo deseo detener el ahora de algún desconocido y prestar unos minutos mis fantasias, compartiendo anhelos y jugando un poquito con nuestra realidad.

viernes, marzo 02, 2007

Asi ocurre cuando uno anhela tanto lo invisible

Hoy es un día más – o eso pensaba mientras esperaba la llegada de martín -, trato de que el tiempo pase lo más rápido posible mientras juego con mis manos a contar los segundos imaginarios de los instantes que realmente no se si viví. Mucha gente pasa al frente mío, no las miro, quizás sea para evitar recuerdos, no, estoy intentando reconstruir eso tan mío, pero que no logro acariciar, eso que te has llevado con tu indiferencia habitual, esa indiferencia pasional que te mueve. No puedo, no logro entender todas las imágenes vividas sin mí, mientras yo me dividía intentando ser objeto en tu mundo que tanto anhelaba entrar, era la única forma de poder tocar tu fugaz existir en mi sombrío ser, pero como era de esperar no se ha vuelto a repetir nuestro encuentro escueto, en donde no alcanzaba a susurrarte todo lo que me pasaba al estar junto a ti. Martín toco mi hombro y se rió, no se si habrá sido porque cumplió su objetivo o mi semblante le pareció simplemente encantador, se sentó junto a mi, saco su cajetilla de cigarros y me ofreció, yo le acepte y estuvimos jugando con nuestras almas, encerrados en nuestros propios pensamientos. Tiro lejos el cigarro y me pregunto: “¿Hace mucho rato que estas esperándome?” yo le dije: “En realidad no se, pero es lo de menos, quiero caminar, vamos?” El me miró extrañado, vi en sus ojos la pregunta obvia que se hace en esos instantes donde no hay conexión de ningún tipo, pero no se atrevió, creo que intuía que lo que podría escuchar seria el final de una historia veleidosa y candida. Nos paramos y caminamos sin ningún propósito final, yo con mi cabeza baja mientras el tarareaba la melodía testigo de nuestra enclenque pasión. El busco frustradamente mi mano, yo seguía en mi. En un momento se detuvo y yo al percatarme de esa situación, me di vuelta con mis ojos nublados de una rabia desesperanzada, me acerque y mis movimientos fueron veloces, no quería escuchar preguntas, tome de sus manos, las abrace con mi cintura, luego levante su rostro observe sus ojos con tantas dudas y lo bese fuerte, y con una firmeza que hasta mi me sorprendió le dije que lo amaba y lo tan bien que me hacia su compañía. Su rostro se ilumino y me dio la sensación de que me creyó, y comenzó con las palabras tan triviales que habitualmente escuchaba de el, y yo le respondía acogedoramente, y hacia preguntas del mismo tipo. Deseaba salir corriendo, era yo la que quería escuchar mentiras sutiles, donde estas, no sabes cuanto te he extrañado. Ya era tarde, el sol evidenciaba solo sus raíces sobre la manta de los deseos, le pedí a martín que me fuera a dejar ala micro, bajamos por estado sin hablar, llegamos a la alameda, y una suerte que deseaba justo venia la micro que me servia, le di un beso rápido casi sin tocarlo y me grito que mañana nos veríamos, y con mi mano le dije adiós. Subí, pagué con unas monedas que tenía en mi pantalón y me senté en el primer hueco que encontré, comenzó a andar mientras mi rostro derrotado se afirmaba con la ventana, pasamos varias calles de manera muy lenta, y nos detuvimos otra vez, mucha gente subía, la micro siguió, y se detuvo unos metros más adelante. De repente sentí que algo rozaba mi parca, mire, si era el mismo ser de ayer, y comenzó un frió díscolo por mis mejillas, miraba de reojo, alcanzaba a sentir su aire de extrañeza, algo hacia con las manos, estaba inquieto, y paso lo que tanto deseaba, me recordó. Y por un instante sentí otra vez la sensación mágica incomprensible de amar.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal