Un poquito de calor a mis días

No se trata de reflexionar y navegar en puras teorias, no pretendo enseñar alguna reseña de un libro, solo deseo detener el ahora de algún desconocido y prestar unos minutos mis fantasias, compartiendo anhelos y jugando un poquito con nuestra realidad.

sábado, enero 20, 2007

No es que sintiera rabia, estaba triste de no poseerla, no es que extrañara a un amor, sentía que algo me lanzaba, caigo, caigo y caigo, sin dolor, y el miedo invade una flor, la marchita pero sus pétalos resisten como yo, hoy. Donde estas… que puedo tocar, donde te iras… que puedo seguir, estas ahí, me lo gritas y yo no escucho, porque si eres lo que siempre he soñado, me niego, me ciego y se convierte en imposible. Yo no quiero esto, no, pero no quiero lo aquello, una esperanza más que recorre tu silueta, lloro, y no te das cuenta… hoy leí algo bello, que aun no me recuerda aquellos días, intento y nose… todo esto es parte de un absurdo, como el que idealizo en tu andar, me golpeo fuerte, más de una vez, quiero despertar, pero estoy muy drogada, estoy muy dopada, estoy con mis dedos dentro de mi paladar intentando que mis ideas se expulsen en forma natural, ideas basadas en nada, ideas absurda como lo que acabo de hacer, y me doy rabia, busco dentro mió, y me miento, para que, ojos nublados durante el día, una neblina invisible que me filtra los sucesos tangibles, objeto, objeto… por favor no entre más, que terminare creándote para no poder acariciar, me doy para quitarme, nadie entiende que estas ahí para mi, pero para mi sin poseerte, mío, para mi contemplación y entender lo que es terminar el tiempo, para comenzar a vivir.

Añoro nuevas historias no vividas

Son historias ficticias basadas en hechos reales, en hechos salidos de mi mente, en hechos que aceleran el sentir y que de alguna extraña forma es lo que me suele ocurrir, tal vez hoy o mañana, o quizás es un llamado sublime a que soy un ser que tiene miedo a sentir efímeramente, aunque creo en lo permanente, se van guardando en mi tesorito, en un vaso precipitado para una mezcla final, mezcla que reúno inconscientemente, mezcla que engloba algo mayor, mezcla que precisamente tienes tu, y yo soy parte de ese experimento, pero somos agua y aceite, donde jamás podremos hacer de nosotros uno...

Gatos de Agosto


Sentada frente al monitor, escuchando problemas ajenos, como si los propios no bastaran, tarareaba una canción con mucho aroma playero que me recordaba el sol caer en su sereno rostro desorbitado. No tenia mucho que hacer, intentaba crearme deberes innecesarios, como avanzar en un trabajo con 3 semanas de anticipación. Intente concentrarme en viejos videos que tenia tirados en mi alcoba, pero todo me llamaba a escrutar en mis recuerdos. Llame a mamá, no respondió, fui hasta su habitación me eche a su lado para tranquilizar mi espíritu, no fue mucho lo que apacigüe, me levante bruscamente provocando su bajada y le dije que iría a dar una vuelta, ella no se extraño, se había acostumbrado a mis salidas fortuitas sin razón. Tome mi abrigo, investigue mi bolso para asegurar que nada me faltara y comencé mi rumbo sin pensar mucho. Era un día de Agosto y la primavera se plasmaba a través de unos pajaritos susurrar, tras un irascible pasto verde y un cielo limpio digno de alabar, pero no era el aire que yo necesitaba, un chaparrón sobre mis ojos, pestañas, parpados era lo que deseaba, quería disimular mis penas con el paisaje, pero me abrazaba tiernamente, yo no necesitaba consuelo, quería arrojar toda esperanza, quería apagar la llama, quería ser simplemente parte de un frió andar. Camine todo Illanes con muchas ganas de correr y caer, pero me contenía, como las lagrimas que no querían manchar el lindo paisaje frente mi ojos. Cruce Alameda sin darme cuenta, mi espíritu prendía un vuelo, y arrastrándolo con un hilo invisible me hacia andar. No lograba tranquilizarme, busque entre mis chuchearías, la hora, al verla todo se ilumino a mi pasar, no lo sabia, pero lanzaba a mi frustración vital. Me dirigí, como siempre, hacia la plaza, por el mismo camino, por la misma gente, por los mismos focos que me mantenían despierta, me aliviaba pensar que no eran lugares que me perpetuaban dolorosas historias, que a pesar insistimos en revivir. El paisaje que tanto cuide termino por caer, un frió me envolvía, me sentía mas complaciente, sentía pertenecer más a estas horas, solo faltaba unas cuadras, baje por Estado, tuve miedo de seguir, pero llegue a Cuevas de todas maneras, camine con un paso lento pero firme, miraba el suelo, evitando lo que se aproximaba, llegue a la plaza, muchos escolares danzaban exhaustos alrededor de nuestro emblema regional, me confabule con ellos y decidí sentarme, donde siempre, donde tengo una panorámica grande para observar a la gente. De pronto, tras un rápido mirar, vi un gesto familiar, comencé a fijar mis ojos pausadamente para ir aclarando mi idea, y sí, era el, en ese minuto toda mi esperanza se derrumbo, tal como hace unas horas tanto deseaba, pero me gritaba tras mi agachar, esa no era la forma, y con mis ojos llenos de lagrimas no aparte la vista de dichas sombras, que se acariciaban, que hacían un torbellino de ilusiones, ilusiones que yo había creado y que me habían desechado, paso un buen tiempo y ellas, que era como una sola, se levantaron y caminaron hacia mi dirección, yo no le quitaba los ojos de la laguna verde, le reprochaba que todos mis deseos, que todo mi amor lo había desperdiciado, que no se había dado el tiempo suficiente de maravillarse de mi. Pasaron al lado mió, riendo, contándose historias, y reían, y yo sentada, gritando en silencio, trasmitiendo y diciendo sin articular mis labios, que me llamo Claudia y desde hace años que TE AMO.


Incluso antes de exitir para mi...

domingo, enero 14, 2007

"En el pasamano del metro que me llevara al atar..."


Los metros son lugares destinados para contar historias de amor, miradas que van de un anden a otro, impulsos que quizás lleguen solo a lo abstracto del sentir. Me agrada la idea que al final del tramo pueda estar la persona que siempre has esperado, la persona que haga volar de ti lo racional de la vida y te sumerja en un mar tejido por sueños.
Me agrada sentarme en el suelo, al final del metro, que recuerdos, cuando corría a clases de teatro con una sonrisa de oreja a oreja, o también los viajes de regreso a Rancagua cuando revivía con los ojos cerrados las situaciones del día, el ver películas juntos tomados de la mano, jugando, o mirarte desde lejos como leías, mis ganas de fotografiarte, de acostarme en el pasto y mirar esos grandes árboles que celosamente cuidaban el sol de mis ojos ansiosos de volar lejos de la realidad, estar en la multitud y solo escuchar tu voz, subir al santa lucia agotados, tu contándome historias, yo escuchándote con mucha atención y con la sorpresa de que estabas conmigo. Hablarte mucho, pese a que decía nada, y tu te reías de mi inocencia, los días que te iba a ver y me sentaba en tu asiento y me regalabas sonrisas eternas, saber que te preocupabas, que me escribías como a las mariposas al volar, la canción que noches enteras escuche leyendo la carta que sabia a tus labios, tu metáfora de los fuegos artificiales, tu timidez y ansias de amar. Tu mirada, llena de anhelos, esas tardes que se hacían efímeras ante nuestros ojos, las ganas de creer en ti, las cartas que escribía por la noche que nunca te regale, los sueños que quise que compartiéramos, la tranquilidad de estar, mis deseos de que fueras parte de mi, el querer trascender, tu preocupación, acompañarme en mis locuras, tu paz… Son tantas historias que se pueden escuchar en un vagón que esta a punto de partir, un viaje que comienza…

El sentimiento es mió, me pertenece y lo dejare aquí, bien cerca para contar todos los sueños que aun falta por realizar…

“… y cuando la larga noche cae, dos alas surgen atrás de mí. En la fiesta, la vela me consume. De madrugada, recojan mi cera derretida, y en ella leían quien llora, y quien anda soberbio, como dando la última porción de alegría, morir levitando y, por suerte encenderse póstumamente, como una palabra”
"Nostalgia" Andrei Tarkovski

Otoño como hojas humedas

Caminando, deambulando tranquilamente con mi abrigo que me a cobija del frío, ese, el que quiere arrebatar mis emociones que logran nacer al ver la noche llorar por mi, por ti, por todos. Intento que mi amigo me acompañe en este recorrido mientras tarareo una melodía al compás de los pequeños pero recónditos golpes en mi pecho, mi cara; intento que avance hipnotizado por mi música subliminal, lo cubro de esas sensaciones de desesperanza que suelen aparecer cuando la primera vez no funciona, cuando creemos que el sol se esconde y la noche gobernara el semblante de mi torpe andar, cuando botamos lo que prendíamos a diario para que nuestros deseos íntimos se llegaran realizar… Lo llevo cerca de mi cara para sentir su calor, para comprender que lo tengo a él, luego lo acerco a mis labios, saboreo su alma y descubre mis penas, se confabula con mis pensamientos que caen y se juntan con los charcos de un reflejo pasado que quedan plasmados, pasado e historias de otros, otros que están en la búsqueda de ese algo que nadie conoce pero que siempre vuela entre el limite de nuestra carne y ese algo invisible enjaulado, limitado, furioso y desgarrado. Y ese procedimiento sistemático se vuelve a repetir con variables de 5 segundos, e intento respirar eso que nos proporcionan los centinelas de tantos pasos, que absorben nuestras historias con sus largas raíces y en silencio comparten su gran sabiduría, intento no ahogarme en los brazos de mi pasado amigo, porque en esos instantes ya es parte mi… pero el recorrido esta por acabar, y de las hojas de los árboles caen gotas que me avisan de la atmósfera melancólica, se ha apagado en mi labios, lo tomo con mis manos y lo lanzo lejos, pero con delicadeza intentando que caiga dentro de ese charco que presencio nuestra historia eterna en unos minutos, y cuando el amanecer nazca se la los llevara, pero el recuerdo quedara impregnado en mi…